DANZA DEL MAPALÉ
La presencia de los negros en el Carnaval de Barranquilla es invaluable. Ellos están representados en las diversas agrupaciones folclóricas que se desplazan de los municipios y corregimientos cercanos donde existen asentamientos poblacionales, como los pertenecientes a la zona del Canal del Dique; también por la comunidad de palenqueros (oriundos de la población de San Basilio del Palenque, Bolívar), que ha habitado en sectores de barrios populares de Barranquilla durante muchas décadas. Esa presencia negra es significativa con sus bailes llenos de fuerza y sensualidad corporal y se traduce en una diversidad de aires musicales frenéticos como: Mapalé, Seresesé, Puya, Bullerengue, golpe de negro y sexteto. Todos ellos constituyen, en su conjunto, un aporte de sin igual riqueza que de paso ilustra el pluralismo musical y danzario que caracteriza a esta fiesta de fiestas del Caribe.
A los hermanos Cáceres (Abraham, Julio y Jairo), familia notable de negros provenientes de San Basilio de Palenque, se les atribuye lo más importante del aporte de las comunidades negras urbanas en las carnestolendas barranquilleras, desde 1972 hasta la fecha. Ellos, a través de las diversas agrupaciones de danza que han creado y dirigido --como “Palenque tú”, “Estampas Negras”, “Nacimiento de Palenque”, “Bambazú”--, han contribuido con la riqueza multicultural del carnaval. En su mayoría estas danzas van acompañadas de ritmos movidos --compasillo o compás partido--, con acentos y cortes muy marcados que sincronizan, de una manera ejemplar, con los movimientos corporales. De igual manera, desde hace algunos años los Cáceres experimentan con nuevas structuras rítmicas “africanas”, que habilidosamente fusionan con elementos percutivos locales, urbanos y raizales, en lo que Abrahám Cáceres ha denominado “tonga-tonga”. Esta propuesta de sonoridades ya comienza a popularizarse en otras agrupaciones de la región, las cuales la han adoptado como cosa propia, bajo la denominación genérica de “golpe negro”.
El Mapalé
Del repertorio de las danzas negras y de marcada ascendencia africana, se encuentra el Mapalé, cuyo nombre parece desprenderse de una (o ambas) de estas dos circunstancias: la primera de ellas tiene que ver con el “Mapalé”, especie de pez que se capturaba en forma masiva en ciertas épocas del año, que en la misma playa era procesado para preparar alimento y sacarle aceite, y cuyos movimientos rápidos y fuertes al ser sacados del agua eran imitados (por quienes los pescaban) al son de tambores y en una atmósfera de palpable africania. La segunda versión es aquella que toma el nombre de un instrumento de percusión --tambor de dos parches-- con el que se interpreta la danza.
En el Carnaval de Barranquilla el Mapalé se ha convertido en una danza en la que el careo permanente de las parejas por demostrar sus habilidades es el atractivo principal.
Música y coreografía
El Mapalé es tonada y danza de ritmo binario que se acompaña con canto y palmoteo. Técnicamente es una danza musical bailable de la Costa Norte colombiana, de escritura en 6 x 8 (6/8) y cuya marcación es a dos tiempos, ágil y rítmicamente viva. Se le define como “música y baile de negro de acento percutido fuerte”. Su soporte rítmico presenta varias pulsaciones de percusión superpuestas. El Mapalé, en su formato primario, careció de la línea de aliento. Los movimientos de las caderas y la cintura de las mujeres pueden ser muy rápidos o también lentos. Mantienen los brazos extendidos hacia arriba y a los lados del tronco, los pies ligeramente separados uno del otro. Los hombres agitan sus brazos aleteando; mientras que alternan el paso con el pie derecho, mueven la pierna izquierda cuyo pie mantienen ligeramente despegado del piso. Así, van cimbrando el cuerpo con movimientos rápidos y fuertes. Bailan por parejas y hacen un semicírculo para irse presentando ante quienes los observan. Se dice que el ritmo del Mapalé proviene de antiguos bailes que practicaban los esclavos negros africanos en diversos sitios de la Costa Caribe colombiana, a los
que llamaban calendas.
Vestuario
Los hombres llevan pantalón a media pierna, de cualquier color, en algunos casos desflecado en su boca-piernas. Van descalzos y sin camisa, a veces con una pañoleta “estilo pirata” anudada a la cabeza. La mujer usa falda ancha y larga, de colores vistosos, blusa ídem o de cualquier color, escotada en bolero, con manga sisa. También va descalza. Llevan flores o sencillos turbantes en la cabeza. Se pintan el cuerpo con aceite quemado o con una mezcla de miel de abejas con negro-humo.
La presencia de los negros en el Carnaval de Barranquilla es invaluable. Ellos están representados en las diversas agrupaciones folclóricas que se desplazan de los municipios y corregimientos cercanos donde existen asentamientos poblacionales, como los pertenecientes a la zona del Canal del Dique; también por la comunidad de palenqueros (oriundos de la población de San Basilio del Palenque, Bolívar), que ha habitado en sectores de barrios populares de Barranquilla durante muchas décadas. Esa presencia negra es significativa con sus bailes llenos de fuerza y sensualidad corporal y se traduce en una diversidad de aires musicales frenéticos como: Mapalé, Seresesé, Puya, Bullerengue, golpe de negro y sexteto. Todos ellos constituyen, en su conjunto, un aporte de sin igual riqueza que de paso ilustra el pluralismo musical y danzario que caracteriza a esta fiesta de fiestas del Caribe.
A los hermanos Cáceres (Abraham, Julio y Jairo), familia notable de negros provenientes de San Basilio de Palenque, se les atribuye lo más importante del aporte de las comunidades negras urbanas en las carnestolendas barranquilleras, desde 1972 hasta la fecha. Ellos, a través de las diversas agrupaciones de danza que han creado y dirigido --como “Palenque tú”, “Estampas Negras”, “Nacimiento de Palenque”, “Bambazú”--, han contribuido con la riqueza multicultural del carnaval. En su mayoría estas danzas van acompañadas de ritmos movidos --compasillo o compás partido--, con acentos y cortes muy marcados que sincronizan, de una manera ejemplar, con los movimientos corporales. De igual manera, desde hace algunos años los Cáceres experimentan con nuevas structuras rítmicas “africanas”, que habilidosamente fusionan con elementos percutivos locales, urbanos y raizales, en lo que Abrahám Cáceres ha denominado “tonga-tonga”. Esta propuesta de sonoridades ya comienza a popularizarse en otras agrupaciones de la región, las cuales la han adoptado como cosa propia, bajo la denominación genérica de “golpe negro”.
El Mapalé
Del repertorio de las danzas negras y de marcada ascendencia africana, se encuentra el Mapalé, cuyo nombre parece desprenderse de una (o ambas) de estas dos circunstancias: la primera de ellas tiene que ver con el “Mapalé”, especie de pez que se capturaba en forma masiva en ciertas épocas del año, que en la misma playa era procesado para preparar alimento y sacarle aceite, y cuyos movimientos rápidos y fuertes al ser sacados del agua eran imitados (por quienes los pescaban) al son de tambores y en una atmósfera de palpable africania. La segunda versión es aquella que toma el nombre de un instrumento de percusión --tambor de dos parches-- con el que se interpreta la danza.
En el Carnaval de Barranquilla el Mapalé se ha convertido en una danza en la que el careo permanente de las parejas por demostrar sus habilidades es el atractivo principal.
Música y coreografía
El Mapalé es tonada y danza de ritmo binario que se acompaña con canto y palmoteo. Técnicamente es una danza musical bailable de la Costa Norte colombiana, de escritura en 6 x 8 (6/8) y cuya marcación es a dos tiempos, ágil y rítmicamente viva. Se le define como “música y baile de negro de acento percutido fuerte”. Su soporte rítmico presenta varias pulsaciones de percusión superpuestas. El Mapalé, en su formato primario, careció de la línea de aliento. Los movimientos de las caderas y la cintura de las mujeres pueden ser muy rápidos o también lentos. Mantienen los brazos extendidos hacia arriba y a los lados del tronco, los pies ligeramente separados uno del otro. Los hombres agitan sus brazos aleteando; mientras que alternan el paso con el pie derecho, mueven la pierna izquierda cuyo pie mantienen ligeramente despegado del piso. Así, van cimbrando el cuerpo con movimientos rápidos y fuertes. Bailan por parejas y hacen un semicírculo para irse presentando ante quienes los observan. Se dice que el ritmo del Mapalé proviene de antiguos bailes que practicaban los esclavos negros africanos en diversos sitios de la Costa Caribe colombiana, a los
que llamaban calendas.
Vestuario
Los hombres llevan pantalón a media pierna, de cualquier color, en algunos casos desflecado en su boca-piernas. Van descalzos y sin camisa, a veces con una pañoleta “estilo pirata” anudada a la cabeza. La mujer usa falda ancha y larga, de colores vistosos, blusa ídem o de cualquier color, escotada en bolero, con manga sisa. También va descalza. Llevan flores o sencillos turbantes en la cabeza. Se pintan el cuerpo con aceite quemado o con una mezcla de miel de abejas con negro-humo.
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